Medicos en la guerra
Enfermeros en época de Malvinas
Por: Kevin Golpe, Franco Echevarria y Ramiro Etchegaray
Los médicos y las enfermeras de Malvinas que vamos a mencionar en este apartado son Rubén Cucchiara y Silvia Barrera. Ellos tienen algunas historias que contar sobre personas heridas y cómo lo vivieron ellos. Estos acontecimientos están ubicados en el año 1982.
Rubén Cucchiara:
En 2017, el coronel médico del Ejército Rubén Cucchiara participó de un congreso organizado por el Instituto Argentino de Historia Militar y, en aquella oportunidad, brindó detalles sobre el trabajo de la sanidad en Malvinas. Entre algunos de los datos que mencionó, se destacaba que la Doctrina de Sanidad vigente en el año 1982 había sido publicada en 1966. También, explicó que aquella publicación había sido clave, puesto que se establecieron las bases doctrinarias para la conducción del servicio de sanidad en todos los niveles de las Fuerzas Terrestres del Teatro de Operaciones. De abril a junio de 1982, en el Hospital Militar de Puerto Argentino, se atendió más de una decena de patologías. Algunos datos más: en el Centro Interfuerzas Médico, el total de pacientes atendidos fue de casi 2000.
“Los médicos en el conflicto participamos desde, quizás, de antes de que empiece hasta el final y, a veces, nos transformamos un poco en el referente de esperanza que tiene todo combatiente”, dice Cucchiara. y cuenta que los combatientes esperan encontrar en los médicos y los enfermeros a quienes les puedan brindar ayuda en momentos críticos. Respecto a esto último, relata que, durante los últimos días del conflicto, y como prisionero de guerra, le tocó coincidir con otro soldado argentino que estaba llorando y que, cuando lo vio, sintió cierto alivio.
“mirando para atrás, me doy cuenta de que si tuviera que resumir qué es lo que yo hice, en ese hecho se plasmó un poco lo que hace la sanidad”.
Silvia Barrera
Otra historia es la de la instrumentadora quirúrgica Silvia Barrera, que estuvo arriba del ARA Almirante Irízar. A los 23 años, se embarcó como voluntaria para ir a Malvinas. Ella es una de las tantas mujeres que trabajó en sanidad durante la guerra y cuenta que uno de los casos que más la marcó fue uno en el que, arriba del Irízar, tuvo que atarse a un soldado herido para poder practicarle una intervención quirúrgica: “operamos a un paciente que estaba en muy grave estado. Justo nos tocó una noche en que el mar estaba bravo, así que nos tuvimos que atar al paciente con vendas de gasa el cirujano, la ayudante, la anestesista y yo, todos atados al paciente para movernos todos al mismo tiempo y poder hacer la cirugía”.
También ella dijo: “Tenemos que trabajar para tratar de mantener la historia viva de Malvinas, que no se distorsione la historia con los que realmente fuimos. Creo que es una obligación de todo veterano de guerra tratar de contar su historia en todos lados, en todo lo que se pueda: radios, reportaje escrito, para que esa historia no se vaya distorsionando. Y ahora, que estamos vivos, también que la gente conozca quienes son los más condecorados y quienes hicieron actos de arrojo, como hicieron los patriotas en otras fechas y en otras batallas, ¿no?”