Matias Madrid

por Numa Sanchez

A continuación conoceremos de cerca el mundo de la actuación, la realidad de las cárceles y las comunidades en teatros y circos.

Numa Sánchez: - ¿A qué te dedicas?

Matías Madrid: - Soy profesor de teatro, doy clases en las cárceles hace más de 10 años, y también doy cursos en Tandil.

Numa Sánchez: - ¿De donde sos? ¿Y dónde estudiaste?

Matías Madrid:- Nacido en Benito Juárez. Estudié muchos años en Buenos Aires, de manera informal. Estudié con Lito Cruz como 4 años. Después con Carlos Evaristo, pertenecí al elenco estable y después me vine a Tandil en el año 2011 e hice la carrera de teatro en la Universidad del Centro, en la Facultad de Arte.

Numa Sánchez: - ¿Tuviste alguna inspiración para trabajar de esto?

Matías Madrid: - Para mí, fueron mis abuelas, más allá de que no hacían teatro. Una era modista con su inspiración artística al hacer vestidos de novia. Mi otra abuela tejía para afuera también, y era curandera. La dedicación y la manera de ver la vida de ambas sigue siendo mi inspiración.

Numa Sánchez: - ¿Cuánto hace que trabajas en las cárceles?

Matías Madrid: - Empecé en el año 2012. Siempre di en la cárcel de Azul, también a Sierra Chica y a Barquer.

Numa Sánchez: - ¿Cómo te llegó la propuesta del trabajo en las cárceles?

Matías Madrid: - La propuesta me llegó al venir a Tandil, 2011. Venía de trabajar en Buenos Aires, habíamos formado una ONG en Cildañez (una villa cerca de Mataderos) y dábamos clases gratis. Un amigo, que con la vida se convirtió en mi hermano, cuando se estaba por irse de viaje me lo ofreció. Me golpeó la puerta y dijo:- ¡Este trabajo es para vos!!- y así arranque.

Numa Sánchez: - ¿En qué cárcel enseñas?

Matías Madrid:- Durante todos estos años, di siempre en la Unidad n° 7 de Azul. Es de las primeras cárceles que se hicieron con el gobierno de Perón. También he ido a Sierra Chica a dar talleres de escritura y a la 38 que es una cárcel que está al lado, y es de régimen semiabierto.

Numa Sánchez: - ¿Notas diferencia en los talleres de dentro y fuera de la cárcel?

Matías Madrid: - Sí. Creo que hay diferencia, primero todo lo que implica entrar a una cárcel. Hay montones de cosas que no se pueden llevar, que no se pueden hacer. Hice muchos años cine y no está permitido mostrar imágenes de los detenidos. Algo judicial que no te dejan y como eso otras cosas con impedimento legal. También hice teatro en miniatura, hay materiales como cortantes, tijeras que no se pueden llevar. Si es respecto a la disponibilidad, generalmente me sorprende, la libertad de pensamiento amplio que tienen. Un día un chico me dijo.- La libertad es mental, muchas veces me he sentido preso en la calle.

Numa Sánchez: - ¿Qué tienes en mente a la hora de armar una clase?

Matías Madrid: - Principalmente, el armado de la clase, lo voy viendo a raíz de la clase anterior. Me gusta ver que necesita el grupo, o las personas individualmente o que necesito yo también que sepan para llevar adelante el taller. Igual siempre estoy predispuesto a modificar, si resulta otra cosa me permito hacerla. Me ha pasado de ir a la cárcel con la idea de determinados movimientos y los chicos habían tenido un motín o no habían comido y bueno... estaban en un estado que no es acorde a la clase y hemos tenido clases de charlas sobre ciertos temas que ellos tenían ganas de charlar o expresar.

Numa Sánchez: - ¿Sentís que a tus alumnos les gustan tus clases?

Matías Madrid: - Si!! Siento y me lo hacen saber. He tenido mucho vínculo más allá de la cárcel y hay algo muy loco que me pasa siempre cuando cierro los talleres y es que siempre hay alguno que se saca su remera y me la entrega. Nunca pude descubrir que será para ellos la remera, y el sacársela y entregársela a alguien. Me imagino como un gesto lindo, un acto de amor. Y ahora que lo digo se usa mucho en el fútbol.

Numa Sánchez: - ¿Sentís que les sirve tus clases? ¿Por qué?

Matías Madrid: - Si, porque muchas veces me ha pasado de poner situaciones cotidianas de ellos, llevarlas al teatro y poder reflexionar ahí sobre un hecho. Un año, por ejemplo, tenía ganas de trabajar la mirada sobre la mujer y estuvo bueno porque ellos pudieron pararse en el lugar de las madres, de las esposas que los esperan siempre afuera. Fue una manera de valorar el esfuerzo que hace la familia por ellos, para cuidarlos aun estando ahí detenidos. Y también el arte en sí tiene como una expresión que permite que se ponga en juego muchos sentimientos, mucha energía. Ellos siempre dicen que el teatro les da libertad, que por un momento se olvidan que están detenidos.

Numa Sánchez: - ¿Y para vos falta algo en las cárceles?

Matías Madrid: - Si, creo que no es un lugar donde se trate a la gente para que pueda al salir en libertad y reincorporarse a la sociedad. En la cárcel hay mucho maltrato, mucho mucho. Creo que salen con más bronca... Cuando tienes un gato encerrado y lo largas... sale eufórico. Es un mundo donde todo es oscuro, no hay mirada de horizonte, donde tu enemigo es la policía. He ido a la cárcel de San Martín, donde la universidad tiene un peso más importante y los presos estudian con la policía y te das cuenta que generan otro vínculo. El primer egresado de contexto de encierro es de la cárcel de San Martín.

Numa Sánchez: - ¿Qué más crees que se puede hacer?

Matías Madrid: - Y montones de cosas... desde la calidad del alimento. Muchos comen lo que les llevan sus familiares, pero hay gente de otras provincias. Mucha clase social baja, mucha hambre, mucha represión, mucho encierro, mucho frío, muchos problemas de salud sin atención. En Azul muchos años hubo tuberculosis. Falta compromiso social de la gente que está afuera. Estigmatizan al marginal y no es una buena forma de verlos, porque la realidad no es la ficción que ven en la televisión.

Numa Sánchez: - ¿Te hace feliz lo que haces?

Matías Madrid: - Si me hace feliz, aunque a veces me vengo con bronca, porque es muy engorroso. En San Martín una de las profesoras me dijo : -‘’ El Servicio Penitenciario

siempre va a hacer todo para que dejes de ir, porque tienen miedo de la denuncia, de que uno los ayude a pensar...’’- Siempre me voy feliz de compartir con ellos. Agradecen muchísimo que vayan, porque algunos no los visita ni la familia. Para ellos es un acto increíble que vayas a compartir con ellos.

Numa Sánchez: - ¿Que es el teatro para vos y para tus alumnos?

Matías Madrid: - Para mí un estilo de vida, una forma de poder expresarme, mi manera de ver el mundo. Y para ellos es un descubrimiento, que les abre puertas, no solo

laboralmente, también les sirve para desenvolverse, comunicarse, expresarse. Les sirve para la vida diaria.

Numa Sánchez: - ¿Has trabajado en algún teatro?

Matías Madrid: - Pertenecí al elenco estable del centro cultural el Túnel, Buenos Aires y siempre hago cosas, desde iluminador, taquilla... Lo que sea. El teatro tiene algo muy de comunidad, de que nos damos una mano entre todos. De asistente de dirección... en obras más taquilleras como ‘’ Champagne las pone mimosas’’ con Gerardo Sofovich.

En el teatro independiente es más comunidad... una mano lava a la otra y las dos lavan la cara decía mi abuela.

Numa Sánchez: - ¿Dicen que el teatro es liberador? ¿Es verdad? ¿Vos crees que el teatro les alimenta esa idea a tus alumnos? ¿Cómo?

Matías Madrid: - Sí para mí lo es. Porque uno muchas veces aprende a expresar cosas que tiene dentro y que ni siquiera sabe que las tiene. Muchas veces durante un ejercicio o una improvisación uno se ve en situaciones que son nuevas, un asesino, un enamorado, alguien triste, alguien contento y es liberador poner en el cuerpo y en palabras lo que a uno le pasa. 

Numa Sánchez: - ¿Has trabajado en algún circo?

Matías Madrid: - Si he trabajo en circo y hemos hecho funciones también.

Numa Sánchez: - ¿Que hacías en él?

Matías Madrid: - Lo primero que hice fue ir a armar una carpa a La Plata y así conocí el mundo del circo, más allá que de chico iba y me gustaba. Después un festival en San Luis, con una obra llamada Balandrajo, que habíamos escrito nosotros y nos llevaron con todo pago y actuamos en una carpa que se arma en el medio de la plaza. También trajimos un circo, alquilamos una carpa durante 45 días y la montamos acá en la estación de trenes y ahí fui como el encargado de traer el circo a Tandil.

Numa Sánchez: - ¿Vos organizaste el circo o ya estaba formado?

Matías Madrid: - Ya estaba formado, es una carpa que se llama la Cirqueta, de unos amigos de la Plata, de todos lados en realidad (Buenos Aires, Neuquén). Trajimos la carpa, y pagamos el alquiler. Ellos venían el fin de semana a hacer funciones con su espectáculo. Y nosotros los días de semana y los findes en los tiempos libres hacíamos funciones para otro público. Fue algo muy maravilloso. El circo también tiene eso de comunidad. Y no te podes ir nunca, asique estuve 45 días bajo una lona.

Numa Sánchez: - Bueno Matías, muchísimas gracias por esta entrevista. Por compartir tu experiencia y acercarnos a la realidad de las cárceles y a las comunidades del teatro y el circo.

Matías Madrid: - Muchas gracias a vos Numa por la entrevista. Me pone contento que las nuevas generaciones se interesen en el arte como una forma de vida.